martes, 27 de julio de 2010

Bebed vino, dejad las bebidas isotónicas.

Acabo de llegar a mi casa hasta el culo de vino; muy buen vino, hoy me he lucido. La típica cena que vas de invitado y como caballero que eres quieres tener un detalle, un detalle malicioso. Como aquel hermano mayor que le aconseja al pequeño sobre que regalo debería pedir en navidad. Lo que el pequeño no sabe es que el mayor no le aconseja, sino que lo persuade para pedir un regalo que él mismo pueda aprovechar. Eso mismo he hecho yo ésta noche con mi botella de vino, arma de doble filo. He entrado como un caballero y he salido como tal pero matizado a mal. La cuestión está en la pregunta que me hago ahora, sentado en las tumbonas de la terraza de casa. Hay que bonita noche. Me encantan las noches de verano. Ese aire frío junto al ambiente cálido. Oigo como la agua de la piscina fluye, es relajante pero aun así mi insomnio puede con ello y me mantiene aquí despierto, borracho y lleno de dudas. ¿Quién cojones dijo que el alcohol ayuda a disipar dudas? Yo pienso que en lo que ayuda es en no engañarse a uno mismo. Cuando vas ebrio la razón parece tomarse un pequeño descanso para dejar que la sensatez, la sinceridad digan algo al proveedor. Ahora mismo, cuando me pregunto sobre la utilidad de éste blog, mi yo borracho interior me está diciendo que pierdo el tiempo. Que no debo de tener miedo. ¿Miedo de qué? De pensar libremente. Porque lo escribes si no, para que los demás lo lean porque tienes miedo a decirlo. Es como cuando de pequeño enviabas a tu mejor amigo a decirle a la chica que tanto te gustaba que, eso mismo, te gustaba. Parece ser que aún existen ese tipo de pudores. A ver, que mas da. ¿Te gusta? Pues enga, no pierdas el tiempo. Si no lo sabe a que coño esperas. Gilipollas. Creo que terminaré así, creo haber encontrado una distracción factible, a ver si mañana me sale un buen plan, quiero amor y creo saber quien me lo va a dar. Buenas noches.

sábado, 24 de julio de 2010

Vaya pastel.

Acabo de decidir que voy a escribir algo, lo que sea. No porque tenga algo importante que decir; más bien por distracción, para, de alguna manera u otra, volver hacia atrás en el tiempo. Ésa es una idea curiosa. Cuando vuelves a un antiguo hábito es como viajar al pasado sensacionalmente hablando. Sensaciones. Cada cual se guía por ellas, o no. Los hay que no sienten nada y los hay que mucho, pero algo que decir al respeto tengo: ¿y los intermedios? Siempre se habla de los extremos, parece ser que son los casos más fáciles de entender. Es simple. Como hacer pasteles. Los extremos serían esos que están hechos con pocos ingredientes. Un pastel d'egoísmo. Un pastel de belleza. Pero lo verdaderamente interesante son los puntos intermedios. Mi pastel favorito lleva ternura, carácter, un mucho de alegría y una pizca de confusión.
¿A tí como te gustan los pasteles? Me gustaría saberlo, de veras.