martes, 30 de noviembre de 2010

No soy solidario, pero no soy borde con las feas.

Bebo té, escucho jazz; concretamente a Chet Baker "Original jazz sounds In NY", y escribo. A fuera llueve y yo escribo sobre la lluvia. Las lágrimas del mundo. Pero no todas las lágrimas son en vano, ni son tristes. Unas son más bien dulces y otras más bien saladas, luego están las amargas; las que no quiere nadie, esas son las tristes. Pero aquí el mundo no parece estar triste porque la gente viva sus vidas ignorantes, triviales y monótonas. Eso es algo menor, esas gente vivirán algunos años y luego morirán después de haber vivido una vida media llena de nada. Etiopía, Chernobyl, Hiroshima... Allí llueve ácido y se respira azufre entre otros maravillosos aromas. Allí sí está triste el mundo y llora y quema. La tristeza te quema a ti y a los demás que no tienen culpa. Eso no es el infierno; allí sólo hay sexo, drogas y rock'n'roll, ni tampoco el cielo; ¿qué habrá allí?, el el purgatorio. Donde las almas se queman en una sutil sinfonía de saxofón.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Crónica de un olvido.

El discurso se terminó, ya no hay más latidos, ya se me han terminado las chuletas que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón. Voy a tener que elegir entre hacerme monologuista de un soló sillón; de una sola espectadora que siempre llega cuando el espectáculo ha finalizado y se vuelve a casa sola y apática; y yo sin cobrar, ya menos mal lo hago por gusto; o irme a casa como cada veinticuatro horas atrás silbando desinteresadamente. Ha sido una gustosa e buscada coincidencia conocerte. Adiós.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ebrio y sin barra

Yo, humilde mi persona, no creo saber tanto sobre la ley de gravitación como para comprender de manera absoluta porqué los borrachos, ebrios de recuerdos, se ciñen a las paredes, se acurrucan en los rincones,en las barras piden más, más de eso que les hace no olvidar sino desvariar; coger otro camino igualmente lleno de piedras e igualmente caminando descalzos pero sin notar el dolor, no hasta despertar el día siguiente. A mi me gusta ir en bicicleta pero desde luego ahora mismo no disfrutaría de ello, hasta podría hacerme daño con ello. Es como en esas noches en que no deberías hacer según que cosas porqué no disfrutarás, te tirarás de los pelos al cabo de unas horas; lo sabes y yo lo sé. Por eso y por algún matiz más: buenas noches.