sábado, 27 de noviembre de 2010

Ebrio y sin barra

Yo, humilde mi persona, no creo saber tanto sobre la ley de gravitación como para comprender de manera absoluta porqué los borrachos, ebrios de recuerdos, se ciñen a las paredes, se acurrucan en los rincones,en las barras piden más, más de eso que les hace no olvidar sino desvariar; coger otro camino igualmente lleno de piedras e igualmente caminando descalzos pero sin notar el dolor, no hasta despertar el día siguiente. A mi me gusta ir en bicicleta pero desde luego ahora mismo no disfrutaría de ello, hasta podría hacerme daño con ello. Es como en esas noches en que no deberías hacer según que cosas porqué no disfrutarás, te tirarás de los pelos al cabo de unas horas; lo sabes y yo lo sé. Por eso y por algún matiz más: buenas noches.

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